14/09/2017
Las gracias de la vida:
no las podemos ver más.
En nuestro cuerpo gran herida
nutrida por la maldad
de lo que llamamos humanidad.
Las árboles y el mar,
más que hombres y mujeres,
tienen mucho que hablar.
Solo es necesario escuchar.
Escuchar de verdad.
Aunque la vida sea bela,
la muerte nos rodea.
El sufrimiento de hoy,
el dolor de ayer,
los compartimos con la naturaleza.
Pero no basta oír.
No basta mirar parado.
¡Que vuelvan al suelo!,
porque nadie hará nuestro trabajo
y no hay ayuda en el cielo.
Si no nos gusta lo que vemos,
¡cambiemos!
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